
4 de agosto del 2025.- La rápida expansión de la inteligencia artificial generativa ha situado en el centro del debate jurídico y cultural una cuestión compleja: ¿está preparada la legislación actual sobre propiedad intelectual para afrontar los nuevos escenarios que plantea esta tecnología?
Desde que modelos como ChatGPT, Midjourney o Stable Diffusion comenzaron a ganar presencia, han surgido numerosas voces que alertan sobre el uso de obras protegidas por derechos de autor para entrenar estos sistemas. Las demandas judiciales han proliferado: desde artistas visuales hasta grandes medios de comunicación como The New York Times han llevado a los tribunales a algunas de las principales empresas tecnológicas por un presunto uso no autorizado de sus contenidos.
Sin embargo, la respuesta judicial hasta ahora ha sido limitada. Aunque hay varios procesos en curso, pocas sentencias han llegado a emitirse, y en la mayoría de los casos, las decisiones han favorecido —de momento— a las empresas de IA. Esta situación ha generado incertidumbre tanto en el ámbito legal como en el creativo.
El debate se ha intensificado con posturas muy divergentes. Figuras influyentes del sector tecnológico como Jack Dorsey y Elon Musk han abogado por eliminar o revisar profundamente las leyes de propiedad intelectual, argumentando que estas limitan el progreso y la innovación. Por su parte, compañías como OpenAI o Google han solicitado marcos normativos más “equilibrados”, apelando al «uso justo» y a la “minería de datos” como bases legales para entrenar sus modelos.
Frente a estas posiciones, muchos creadores expresan su preocupación por la falta de control sobre cómo se utilizan sus obras y por la ausencia de mecanismos de compensación. La posibilidad de que una imagen, un texto o una canción generada por IA se base, en parte, en trabajos previos protegidos, ha puesto en tela de juicio el concepto de autoría y la viabilidad económica de algunas profesiones creativas.
Los juristas, en general, llaman a la prudencia. Aunque reconocen que el marco legal actual necesitará adaptaciones, la mayoría coincide en que aún no es el momento de implementar cambios radicales. Abogan por una reflexión pausada, que tenga en cuenta tanto los derechos de los autores como el potencial de la inteligencia artificial como herramienta transformadora.
Por ahora, algunas tecnológicas han optado por llegar a acuerdos voluntarios con editoriales o plataformas de contenidos. Sin embargo, el debate sigue abierto y las implicaciones son de largo alcance. Desde DAPAMAR-IA, seguiremos observando y analizando estos desarrollos con rigor, porque el diálogo entre innovación, legalidad y creación será clave para construir un futuro tecnológico justo y sostenible para todos los actores implicados.